Aviya tiene sólo un deseo: vivir con su madre, deseo que se verá cumplido cuando ésta se presenta en el internado, donde Aviya ha vivido los últimos cinco años, y se la lleva a vivir con ella. La madre de Aviya tiene tatuado un número en el antebrazo y es considerada una extranjera en su propio país, donde todo está organizado para "olvidar" el pasado. Pese a un entorno poco favorable, Aviya aprenderá a admirarla y a quererla.
"A través de los ojos de esta niña, Aviya, el lector asiste, por un lado a la peripecia personal de la protagonista -la difícil y esporádica relación con su madre y su aislamiento de los otros niños, etc.- y a la de su madre, considerada como una "loca", una extraña para sus vecinos. Es un relato conmovedor, duro, aunque nada lacrimógeno, escrito con sencillez y contención por Gila Almagor, prestigiosa actriz israelita" (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, CLIJ).
El verano de Aviya fue llevada al cine con gran éxito, recibiendo el Oso de Plata del Festival de Berlín, el Premio San Remo a la mejor película extrajera y la Espiga de Oro del Festival de Valladolid.