Cecilia pasa los fines de semana en la estación de esquí de Pajares, en un albergue, con su familia. El reencuentro con la montaña es la alegría del invierno. También lo es el reencuentro con los otros niños que se hospedan en el albergue. La nieve y el esquí por las laderas del Cueto Negro. Pero ese fin de semana todo cambiará para Cecilia. La observación de las relaciones de los mayores, el descubrimiento del amor y la dura revelación de la que es testigo accidental transformarán su mirada de niña para siempre.
Un libro sobre el descubrimiento del deseo y la pérdida de la inocencia, presididos por la cumbre nevada del Cueto Negro.
Premio Mejor Libro Juvenil 2021 - Grupo KiricoPremio Fundación Cuatrogatos"Mónica Rodríguez utiliza su pluma para narrar una pérdida de la inocencia sin paños calientes con una delicadeza de la que sabe hacer buena gala. (...) La experiencia de la lectura resulta impactante. Pero su autora dosifica muy bien la carga emotiva de la narración para mantener una apropiada distancia de la situación, especialmente de los aspectos criminales del argumento" ( Elisa Yuste, en PW en español,
Tribuna de Salamanca y
Tribuna de Valladolid).
"Progresivamente, como revive el fuego a partir de las ascuas en la chimenea, los lectores asistimos al calor de los sentimientos de la protagonista, un amor que transforma su manera de ver el mundo. Los recuerdos, una vez más, convertidos en narración emocionante, una cualidad de Mónica Rodríguez con la que ha conquistado a lectores de todas las generaciones"
(Canal Lector)."... En este,
Cueto Negro, primorosamente editado por Lóguez (...) ilumina esa franja temporal, sensorial, sensual y terrible , que separa la infancia de la edad adulta. Leer a Mónica es siempre una experiencia física, más allá de la literatura. Y en esta ocasión se abisma en la violencia del mundo de los mayores con la misma caricia de su prosa nítida que en la limpieza de la infancia"( Gonzalo Moure en Facebook).
" Una obra llena de sensualidad que se estrena con la aparición del deseo sexual, un deseo hemoso, inmenso, intenso, que lo llena todo y que marca un antes y un después en su vida. Pero también esta novela es capaz de poner en el papel lo terriblemente patológico de este deseo. Mónica se atreve a mostrar el dramático tema de los abusos sexuales en la infancia a través de hechos que ocurren a los personajes secundarios"
(Lola Gallardo, Rayuela Infancia).
"...
Cueto Negro es el deseo de una adolescente. Y es también comprobar que ese deseo puede ser dulce y excitante y maravilloso o algo sucio y vomitivo. Ese descubrimiento es el marco para algo mucho más hondo, para enfrentar a la protagonista a la disyuntiva de vivir sin preocuparse de los demás o gritar que el mundo no es justo. En un fin de semana de esquí, diversión y primeros amores, Cecilia abre los ojos y mira atenta cada gesto de los adultos a los que empieza a entender, cada decisión de los otros niños anclados en el
carpe diem que por edad les corresponde y mira también la vergüenza y la culpa de una víctima mucho más inocente que todo el resto de los personajes que pueblan la novela y ese albergue de montaña (...) Solo sé, desde el lugar adulto en el que me siento a leer que la historia trasciende las páginas y se te mete dentro y que, si en mi adolescencia me hubiese encontrado un libro así, al terminar habría deseado que el mundo fuese un lugar más justo o habría intentado hacerlo más justo yo"
(Chiki Fabregat)