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La lavandera de S. Simón -ilustración interior
04/08/2021
EVA MEJUTO Y LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA, AUTORA DEL MES DE AGOSTO

Entrevistamos a Eva Mejuto, recientemente galardonada con el premio de los Clubs de Lectura de Galicia, como la autora más leída en dichos clubs de lectura y de la que en septiembre publicaremos un nuevo libro. Ella es nuestra "autora del mes".


Empecemos hablando de tu pasado, en este caso lector. Has dicho alguna vez que para ti fue muy especial Sandra ama a Meike, de Marliese Arold. ¿Cómo influyó en ti y en tu personalidad como escritora? ¿Y en la novela 22 segundos que escribirías años después?


 Yo he sido, desde que tengo memoria, una lectora voraz. Ahora, por cuestiones de trabajo y de ritmo vital, leo mucho menos, y me da pena, la verdad. Hay muchos libros que a lo largo de mi vida me han ido ayudando a ser quien soy, a conformar mi pensamiento, mi visión del mundo. Uno de los que guardo con más cariño es precisamente Sandra ama a Meike. Lo leí en un momento en que me estaba haciendo muchas preguntas precisamente sobre mi orientación sexual y ese fue el primer libro de temática LGTB que leí. Me ayudó a no sentirme "bicho raro", a entender que no era la única en el mundo a la que le sorprendían esas dudas. Verme reflejada en el libro me ayudó a normalizar mi realidad, a tener un espejo en el que mirarme. Precisamente de esas realidades nació la idea de 22 segundos , de sentir que había muchas realidades que estaban por contar. Hay historias que están repetidas hasta la saciedad y otras que están prácticamente ausentes. El mundo es diverso y por tanto la literatura (hablo de LIJ, principalmente) debería representar también esa sociedad. Como dice el abuelo de Álex, el protagonista de la obra, de lo que no se habla es como si no existiese. Y la literatura puede ayudarnos, entre otras cosas, a ser visibles, a existir.


En el nuevo libro, un álbum ilustrado, que será novedad este otoño en Lóguez, nos presentas una historia ambientada en plena guerra civil: La lavandera de San Simón, ilustrado por Bea Gregores, donde nos descubres a estas "madriñas", unas mujeres que salvaron la vida de muchos hombres inocentes. Estos estuvieron ingresados en la isla de San Simón, que durante la guerra hizo la función de cárcel y campo de concentración. Las "madriñas" o "lavandeiras" actuaron de forma desinteresada llevando cartas, comida y ropa limpia a los reclusos, haciendo su estancia más llevadera. Este mismo año, se homenajeaba  a estas mujeres en el Ayuntamiento de Redondela. Gracias a tu libro y a actos como los de Redondela, se recupera ese pedazo de historia que estaba olvidada y que tan importante es sacar a la luz. Las fotos y los documentos, que también están presentes en el álbum, son trozos de esas memorias que han permanecido ocultas demasiado tiempo. ¿Cómo llegaron a ti las historias de esas mujeres?


Afortunadamente en Galicia hay muchas asociaciones que han trabajado mucho por la recuperación de la memoria histórica en general y de las mujeres en particular. En el caso de la isla de San Simón, yo tuve la oportunidad de asistir a homenajes, rutas guiadas, de leer obras de investigación y también de escuchar los testimonios de presos y familiares. En uno de los homenajes que se realizaron hace unos años, supe de la existencia de estas mujeres generosas, que hacían, de un acto aparentemente inocente como lavar la ropa a los presos, un auténtico acto de disidencia y rebeldía. A la vez, un familiar mío, el padre de mi cuñada, había tenido a su padre preso en la isla en los años de la Guerra y contaba, muy esporádicamente, sus recuerdos de cuando lo iba a visitar con su madre. Esas historias de miedo, de hambre y de vergüenza se han callado durante generaciones, o se hablaban en bajito por miedo de quien pudiera estar escuchando. La lavandera de San Simón recoge la experiencia personal de Julio, mi pariente y la de Teresa, la hija de una de las lavanderas, en un viaje a la isla, del que ambos volverán cambiados. Quise contar esta historia para niños, pero también desde la mirada de la infancia. Los niños y las niñas, al igual que las mujeres, han sido -y son- las víctimas silenciosas y silenciadas de todas las guerras. Yo creo que es importante, en los tiempos que corren, acercar a chicos y jóvenes nuestro pasado, la historia narrada desde la perspectiva más humana, sin fechas, ni batallas, ni grandes nombres; me interesan más las historias cotidianas.
Trabajar con Bea Gregores ha sido una magnífica experiencia; me encanta, del álbum ilustrado, que permite contar la historia a dos voces, la literaria y la plástica. Ha sido todo un reto...



Al leer tus obras se percibe la importante labor que realizas visibilizando personajes y situaciones complejas y difíciles. ¿Qué importancia tiene para ti dar voz a aquellos que no la tienen?


Los relatos del día a día nos ayudan a entender el mundo (lo que vemos en la tele, lo que leemos, la música que escuchamos...). Si seguimos con las mismas narrativas de siempre, nuestra percepción del mundo será incompleta, parcial y, por lo tanto, injusta, poco empática. La literatura es uno de los espacios donde las autoras debemos crear esos espacios para que hablen esas voces. Eso requiere un trabajo de investigación, de responsabilidad, de revisión de privilegios, de deconstrucción de mí misma, mis prejuicios... Para mí, trabajar sobre esos temas es, en primer lugar, acercarme a ellos, entenderlos, ponerme en sus zapatos, para ser capaz de contar, con mi voz, esas historias. Es un proceso muy hermoso, a veces duro, pero fascinante.




Estamos más preocupados que nunca. A través de las noticias que nos llegan últimamente, el odio, muchas veces perpetrado por jóvenes, saca a relucir la intolerancia que nos rodea y nos muestra el largo camino que nos queda por recorrer. ¿Qué pueden aportar unos libros como los tuyos en ese camino? ¿Pueden ser un refugio para los que necesitan un lugar seguro?

Como sociedad hemos avanzado mucho en muchos temas, como el de la diversidad de sexo y género, eso es indudable, pero no podemos bajar la guardia. Yo estoy realmente preocupada por muchas de las realidades que estamos viviendo a nivel mundial, pero también en España. Nunca habría imaginado escuchar, en pleno 2021, discursos de odio tan amplificados. Ya me gustaría que los libros sirviesen para TRANSformar el mundo, ayudar a crear una sociedad más justa, igualitaria, generosa... Son una pequeña parte, pero deberían cambiar muchas otras cosas, especialmente en los entornos que más interesan a los jóvenes (internet, videojuegos, redes sociales, series de ficción, música...). Para mí, escribir es, de algún modo, agradecer lo que los libros me ayudaron en distintos momentos de mi vida, lo que me hicieron sentir, reflexionar, pensar... a muchos niveles. Si consigo emocionar, divertir, reflexionar, conmover, entretener, ampliar la visión del mundo... de alguna de las personas que leen algo mío del modo que muchos libros hicieron conmigo, misión cumplida; sería un sueño hecho realidad.



El Premio Hache de Cartagena, un galardón incluido en el proyecto Mandarache, fue fallado a tu favor como seleccionado en 2020, pero no será hasta el próximo curso cuando empieces a trabajarlo con los centros. También este año te han hecho entrega del Premio Clubs de Lectura 2021 por ser la autora más leída en los mencionados clubs de lectura. Siempre te agradecemos tu disposición a colaborar y recorrer institutos, participar en charlas y dar a conocer tu trabajo, especialmente entre los más jóvenes. ¿Ser tan cercana te ayuda a conectar con ellos? ¿Qué te ha supuesto este año de parón debido a la pandemia? ¿Qué acciones crees que pueden ser importantes para potenciar su interés lector?

Para mí, el contacto con niños y jóvenes es fundamental, es lo que da sentido al proceso de escribir. Ver las reacciones, las críticas, las dudas, las inquietudes... es muy emocionante. Hasta cuando algún chico me dice que no le gustó o que leyó el libro por obligación, me sirve de punto de partida para hablar, comunicarme, intercambiar pareceres, opiniones. Si se genera debate, ayuda al pensamiento crítico. Me gusta mucho ir a los institutos y "destripar" el proceso creativo, quitarle romanticismo, contar anécdotas divertidas. Es muy estimulante y me ayuda a conocer su mundo, sus intereses. En muchos encuentros se me acerca algún chico o alguna chica a decirme que tal historia les hizo sentir una cosa u otra, que se habían reconocido en alguno de los personajes, o me escriben y me cuentan cosas de sus vidas. Por uno solo de esos momentos, vale la pena todo el trabajo, todo el esfuerzo. Este año, por la pandemia, he realizado muchos encuentros virtuales en los que no he podido sentir esa cercanía, la interacción es mucho más limitada, con problemas técnicos... Espero en breve poder volver a las visitas presenciales. Eso sí, yo creo que es importante trabajar en grupos reducidos, con tiempo... Una visita puntual de media hora en un auditorio lleno permite muy poca interacción. Trabajar en grupos pequeños con participación activa de los chicos, buscar actividades como rutas literarias, excursiones, clubs de lectura, picnics literarios...En Galicia, que es donde yo visito más centros escolares, existen unas iniciativas de mediación lectora fantásticas, principalmente de las bibliotecas escolares. Existen muchos proyectos estimulantes y atractivos, con profesorado muy implicado, alumnado activo e interesado en la lectura. Yo he hecho excursiones para hablar de un libro, me han invitado a comer en la biblioteca mientras hablábamos del libro, he asistido a lecturas dramatizadas... Una de las posibles claves es hacer de la lectura un punto de partida y un punto de encuentro. A partir de ahí, todo es posible...

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22segundos_cub
22 segundos
Eva Mejuto

Lo que no se dice es como si no existiera, le había dicho el abuelo un día. Y ya era hora de existir. Álex, hasta ese momento, solo había vivido de puertas adentro. Ahora ya no había marcha atrás. La cámara encendida le pedía que hablase.


Soy Álex, un chico transexual. Abro este Vlog para compartir con vosotros mi vida. Quien me conozca y vea este vídeo entenderá muchas cosas, o incluso no comprenderá o no querrá comprender nada. Lo distinto asusta, da vértigo porque nos obliga a cuestionarnos tantas cosas... Por eso hago este vídeo, porque no quiero tener miedo ni vergüenza de ser quien soy.


Antes de que le diese tiempo a pensar, conectó la cámara al ordenador. Veintidós segundos. Ese fue el tiempo que tardó el archivo en subir a la Red.


"22 segundos" se refiere, en primera persona, a momentos de la infancia y la adolescencia de un joven transexual que, desde los primeros años, sabe que su identidad de género no coincide con el sexo que le asignaron al nacer. Un trabajo que busca hacer visible, desde la empatía, a un grupo de personas históricamente silenciadas y denigradas que luchan para que dejen de ser consideradas enfermas ante las leyes y la sociedad.


Lectura de "22 segundos" por su autora, Eva Mejuto


Finalista Premio Hache 2021

Recomendado 2021 Fundación Cuatrogatos


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PRECIO: 13 €
La lavandera de S. simón - portada
La lavandera de San Simón
Eva Mejuto
"Nunca había visto esa parte de la isla, la torreta y la verja, ni los guardias con fusiles que vigilaban, ni los cientos de hombres que esperaban detrás de ellos, con el hambre y el miedo en sus miradas. Desde nuestra casa, sólo se veían unos árboles y el puente. Nada más. Las cosas no siempre son como parecen".


La isla de S. Simón fue, durante la guerra civil, cárcel y campo de concentración para más de seis mil hombres inocentes. Muchas fueron las mujeres que, desinteresadamente, ayudaron a hacerles más soportable la condena llevándoles comida y ropa limpia a la isla.


"Las fotografías en tonos sepia que aparecen en las guardas nos introducen en el tiempo, no tan lejano, en el que ocurrieron los terribles hechos que se esbozan en la trama de este libro ilustrado para lectores adolescentes (...) Emotivo y crudo relato ilustrado, narrado con delicadeza al son de las propuestas pictóricas de la artista viguesa Bea Gregores" (Canal Lector)


"Esta obra da voz a una historia silenciada, ejemplo de valentía y de lucha contra la barbarie y se la acerca al público infantil, a partir de ocho años, para que se mantenga en el recuerdo.

Un relato ilustrado, riguroso pero sensible, del día a día de las lavanderas de San Simón, narrado al compás de la propuesta gráfica de la artista viguesa Bea Gregores, que utiliza escenarios realistas y personas con nombre y apellido para capturar con todo detalle lo cotidiano inmerso en un ambiente opresor"  (Elisa Yuste en Tribuna de Salamanca).

Recomendado por Cuatrogatos 






PRECIO: 14.9 €
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